Según las pruebas de ADN, los restos de Tomás Ladrón de Guevara y José Antonio López Gallardo se encuentran entre los cinco nichos sin nombre del cementerio de Arrecife. La próxima semana harán su último viaje para estar con los suyos
Las pruebas de ADN concluyen que los barbateños Tomás Ladrón de Guevara y José Antonio López Gallardo, los dos barbateños desaparecidos en el naufragio del pesquero Domenech de Varó hace 50 años frente a la costa canaria, se encuentran entre los restos de los cinco nichos sin nombre del cementerio de Arrecife.
Así lo ha confirmado a El Periódico de La Janda la familia de Tomás Ladrón de Guevara, que se desplazará este domingo hasta la localidad canaria para recoger sus restos y los de José Antonio, ya que ambos tenían un parentesco de tío y sobrino.
Tanto Tomás como José Antonio serán incinerados en Arrecife, antes de regresar a la Península para tener el tan esperado descanso que se le ha negado a sus familias durante cinco décadas.
En concreto, José Antonio será trasladado a Barbate, donde estará cerca de los suyos. En el caso de Tomás, descansará en Benidorm, donde vive actualmente su familia, ya que será enterrado junto a los restos de su esposa, como ha confirmado su hija, Ana Ladrón de Guevara.
Han sido varias semanas de incertidumbre, desde que a primeros de octubre se recogieran las muestras de los cinco nichos sin nombre que se encontraban en el cementerio de la localidad canaria y que nadie puso en conocimiento de las familias de los desaparecidos en el naufragio durante medio siglo.
Ahora, la justicia llega para Tomás y José Antonio, que la próxima semana harán su último viaje para estar con los suyos para siempre.
El barco pesquero Domenech de Varó, de El Puerto de Santa María, naufragó la noche del 6 de febrero de 1973 frente a las costas de Lanzarote. El buque buscaba refugio en el puerto de Arrecife tras detectar una avería en su motor, pero, en su intento de salvación, colisionó contra el cabo de Seifio, y acabó naufragando en una zona conocida como la Hondura de Mala.
De los doce tripulantes a bordo, solo dos lograron sobrevivir. Ocho cuerpos fueron recuperados, pero cinco de ellos nunca pudieron ser identificados y fueron enterrados en el cementerio de Arrecife sin lápida, con tan solo el número del nicho. Dos cuerpos más nunca fueron encontrados.